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María Paz Cigarán: “Que el mundo sea sostenible también depende de los consumidores”

“Si viniera el genio de Aladino y me preguntara qué quiero para que el mundo cambie hacia la sostenibilidad, yo pediría que el 50% de los consumidores seamos conscientes y tomemos decisiones en relación con lo que el planeta y la sociedad necesita”. Así describe su deseo María Paz Cigarán (45), gerente general de Libélula, una consultora que busca incorporar la sostenibilidad ambiental y la visión del cambio climático en las organizaciones. “Todos somos consumidores. Somos miles de millones. Nosotros decidimos qué empresa vive y qué empresa no. Tenemos ese poder”, añade.

Ingeniera industrial con estudios ambientales, desde el inicio de su carrera profesional María Paz ha trabajado en temas relacionados con la gestión ambiental y el desarrollo sostenible, especialmente en la gestión del cambio climático Suma ya 18 años de experiencia en una misión que la ha llevado tanto al sector público como al privado.

Como coordinadora de la delegación peruana en las negociaciones internacionales de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP) y el protocolo de Kioto ha seguido muy de cerca las negociaciones de las convenciones vinculadas al tema que incluyen además la Agenda 2030 de desarrollo sostenible, y la creciente tendencia global en torno a economía circular, empresas B, financiamiento climático, entre otros asuntos. “El ser humano ahora vive una vida muy rápida, generamos muchas actividades y estamos siempre en pos de tener muchos recursos y cosas, como parte de lo que nosotros consideramos como éxito, pero no nos damos cuenta de que lo estamos haciendo a costa de un ambiente hermoso que nos da la vida, y de un futuro para nosotros mismos, nuestros hijos, nuestros nietos y las futuras generaciones. Pensamos que lo que hacemos a diario no tiene un impacto”, detalla.

María Paz es consciente de la misión ardua que tiene por delante en un escenario de rápido avance del cambio climático y daños irreparables El hecho de que en el 2050 vayamos a tener más plástico que peces en el mar, que cada cosa que comamos tenga agroquímicos e impacten en nuestra salud, que desechemos residuos como si la tierra los fuera a absorber, cuando en realidad van a parar al mar o a los ríos, es algo que deberia alertar a todos.

Sin embargo, el hecho de interactuar con gente que piensa de otra manera la llena de optimismo y por ello considera que ahora el reto es retomar conciencia, retomar conexión con la naturaleza: el agua, el mar, los bosques, los alimentos, el aire. Las empresas, los consumidores, los gobiernos, todos -dice- debemos actuar para regenerar los ecosistemas que nos proporcionan vida.

Para María Paz es primordial empezar desde nuestros hogares: “¿Cómo, desde nuestras casas, minimizamos la cantidad de basura que generamos? Si compramos algo es porque lo vamos a consumir, no lo vamos a botar. ¿Cuando salimos a comprar pensamos si necesitamos tal empaque o podemos llevar nuestro propio empaque? ¿Necesitamos beber agua en botellas de plástico o podemos tener nuestra botella e ir llenándola cada vez que tenemos sed? ¿Necesitamos tener un montón de bolsas de plástico o podemos llevar nuestras propias bolsas para hacer las compras? Todas esas son acciones que en colectivo tienen un impacto enorme en la sociedad, pero requieren un hábito, de una conciencia de que lo que estamos haciendo realmente importa para nosotros, para nuestros hijos y para el mundo”.

Otra cosa es que el que produce debe pensar qué va a hacer con el empaque o el insumo. ¿Una vez que vende a dónde va a ir a parar? Debe haber una responsabilidad compartida entre el que produce y el consumidor. En este punto, María Paz recuerda la importancia de la economía circular. “Cada producto -en un enfoque circular, que es el ideal- debería ser insumo de otro. Si yo boto un papel, ese papel debería ser otro papel más adelante, o el material plástico debería pasar a ser una mesa o una manta. Tenemos que pensar es eso, porque el planeta ya no da más para recibir las emisiones y residuos que nosotros estamos botando. Esa es una realidad científica y que podemos ver a diario, en cualquier río”, señala.

El consumidor tiene una responsabilidad en cada cosa que compra e invierte. “Si yo compré un cuaderno, es mi responsabilidad saber de dónde viene, qué hay detrás de esto y qué voy a hacer una vez que termine con ello. Eso te lleva a tomar decisiones muy distintas y decisiones de no compra también. No necesitamos todas las cosas que compramos. Es más, la mayoría de ellas no las necesitamos. Si yo compro un producto y este lleva agua a comunidades que no la tienen, ¿por qué no adquirirlo? Si yo compro un producto y este reduce las emisiones o la deforestación en la Amazonía, ¿por qué no adquirirlo? Si tengo dos productos, uno que sé que se va a ir a la basura y el otro que se va a compostar, ¿por qué no comprar el que se composta?

Nosotros creamos el mercado y las condiciones del mercado. María Paz resalta que el consumidor tiene una influencia enorme en lo que las empresas pueden o no hacer y ese es nuestro nuevo rol: “¿Qué tipo de educación quieres darle a tu hijo? ¿Es la educación para el éxito en donde el niño tiene que tener un montón de plata y ser exitosísimo en el mundo económico o es un niño solidario que tiene que aprender a convivir en un mundo más difícil y tiene que aprender a compartir?”.

El nuevo rol empresarial
En 2015, Libélula lanzó Nexos+1 con el propósito de impulsar una comunidad de transformación entre empresarios líderes, emprendedores, gobiernos, cooperación internacional y banca multilateral que apuestan por colocar la sostenibilidad en los negocios del futuro. Por ello está muy cerca de lo que piensan los empresarios.

“El rol de la empresa ha cambiado. Por ejemplo, las empresas tipo B, que son las que nacen con ese propósito. Generan utilidad, pero su modelo de negocio está enfocado en resolver algún problema ambiental o social”, dice. Y aunque a muchas empresas ‘tradicionales’ aún les cuesta cambiar el chip, en el mundo se ve que las empresas grandes también se reinventan. “No hay forma de ser empresario o de pensar que te vas a sostener en el tiempo si no comienzas a ser relevante para la sociedad. Si las empresas no comienzan a darse cuenta de que su rol ha cambiado en la sociedad, que no solo es dar trabajo y pagar impuestos, sino que además, como parte de su modelo de negocio, no de responsabilidad social, sino de modelo de negocio estratégico que resuelva problemas relevantes para la gente, salen del mercado”, explica.

Lo tiene claro. O las empresas ingresan a la sostenibilidad ahorita, o lo harán cuando haya leyes que las obliguen y les resulte más caro. Las tendencias en los cambios ambientales, sociales, tecnológicos y de gobernanza en el mundo están ahí y son cada vez más rápidos.

El optimismo de Cigarán no solo es por lo que ocurre en el mundo. También influyen en su ánimo algunos avances locales como la Ley Marco de Cambio Climático aprobada por este gobierno, las iniciativas de la ministra del Ambiente (ver Lo ambiental debe ser imprescindible en la decisión de los gobiernos, empresas y ciudadanos) y el reciente discurso de Fiestas Patrias del Presidente Martín Vizcarra cuando hizo un llamado a las empresas a ser responsables ambientalmente.

¿Cómo ser sostenibles?, ¿cómo un país debe caminar hacia la sostenibilidad? ¿Cómo ser innovadores? No cambiaremos de un día a otro. María Paz repite que los consumidores somos muy importantes en este proceso, pero subraya que las empresas deben comenzar a entender que la sostenibilidad es un driver para la innovación y para mantenerse en el mercado. “No hay nada más increíble para una empresa y para la gente que trabaja en la empresa que sentir que están haciendo algo por ti y por el futuro de los demás. No hay nada más potente que eso. Una vez que una empresa logra establecer eso en su ADN, nadie la para. El mercado te ayuda, la población te ayuda”, finaliza.

Escribe: Alberto Ñiquen, periodista y editor de La Mula.