En los últimos veinte años la mujer ha entrado con fuerza en la fuerza laboral y una expresión de ello es su incursión en el mundo empresarial, sea como conductora o trabajadora de la misma. Todos los días vemos múltiples manifestaciones de esta vocación: mujeres dirigiendo bodegas o tiendas diversas, mujeres taxistas o a la cabeza de difusión y producción de bienes para el hogar, 12% de las empresas exportadoras son conducidas por mujeres.
Actualmente 3 de cada 10 empresas peruanas están conducidas por mujeres. Eso significa que poco más de un millón de empresas, si consideramos también las empresas informales, están dirigidas por mujeres.
Aunque dicha proporción varia en función del tamaño de empresa: en las empresas formales el 31.2% de las microempresas están conducidas por mujeres, el 27.2% de las pequeñas empresas está conducidas por mujeres y el 21.6 de las medianas y grandes empresas está conducida por mujeres.
Según estas cifras pareciera que las mujeres encuentran barreras diversas para dirigir empresas de mayor tamaño. Si bien no se cuenta con cifras para el llamado sector informal, se estima que en estas empresas la participación de la mujer como conductora es mayor, especialmente a nivel de la microempresa, donde llegaría hasta el 44%.
En la economía informal, el empresariado otorga a la mujer mayor libertad para las responsabilidades domésticas, aunque a expensas de derechos laborales. Se estima que las empresas conducidas por mujeres obtienen un 62.5% de la utilidad que perciben las empresas conducidas por hombres. Por ello, mejorar el rendimiento de las empresas conducidas por mujeres deviene en un imperativo para lograr la igualdad.
Esta incursión en el mundo empresarial responde a la voluntad de las mujeres de contar con un negocio propio (un 88%) y también a la necesidad de contar con ingresos propios (31.5% de las mujeres peruanas carece de alguna fuente de ingresos propios), sea para contribuir al mantenimiento de su hogar o para labrar su autonomía económica. La gran mayoría de mujeres se desempeña -como empresarias- en los sectores de comercio y servicios, que muestran menores barreras para el acceso. Encontramos una feminización de ciertos sectores o rubros económicos. En sectores como minería, pesca o construcción la participación de las mujeres, como conductoras, es mínima. Para la gran mayoría de mujeres y especialmente para aquellas que han debido asumir este camino por necesidad (18% de las conductoras de empresas se encuentran en situación de pobreza), los retos u obstáculos a superar para consolidar sus empresas son diversos:
a. Los niveles de educación y experiencia de las mujeres conductoras de empresas están todavía por debajo de sus pares hombres, lo que les dificultad la gestión de su empresa. Además, las posibilidades de acceder a capacitación de calidad son escasas.
b. No cuentan con suficiente conocimiento de sus mercados meta, ni de acceso a la información sobre oportunidades, nuevas tecnologías o procedimientos.
c. Dificultades para lograr acceso al crédito, especialmente a nivel de la banca múltiple, lo que está ligado a la falta de un historial crediticio o falta de cultura financiera, pero también en el acceso o titularidad sobre la propiedad, aspecto en el cual las mujeres están en desventaja frente a los hombres. Además, se les suele solicitar el permiso del esposo para poder acceder al crédito. Un 40.3% de las mujeres de las empresas formales han tenido acceso al crédito al momento de crear sus negocios; es decir un 60% no contado con ese servicio.
d. Bajos niveles de asociatividado de acceso a redes sociales y de capacidad de interlocución con las instituciones locales.
e. Dificultades para compatibilizar las responsabilidades familiares y del hogar -que tradicionalmente se le asigna a la mujer- con las exigencias de los negocios. Las posibilidades de delegar esa responsabilidad son bajas, tanto por la escasa asunción de los varones de esas responsabilidades como por el bajo desarrollo de servicios de cuidado, públicos o privados, para niños o ancianos.
Es por ello que con miras a alcanzar la Igualdad de Género y un entorno económico favorable al emprendimiento (Objetivos 5 y 8 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible) es necesario implementar políticas públicas, nacionales, regionales y locales que nos permitan contribuir a superar estos obstáculos y que: Faciliten la dedicación de la mujer a la actividad económica (servicios de cuidado). Desarrollen sus capacidades personales, técnico-productivas y de gestión. Fortalezcan sus iniciativas económicas: gestión, acceso a mercados, asociatividad y redes sociales. Desarrollen una institucionalidad local para el impulso del empoderamiento económico femenino y la promoción del desarrollo económico local, facilitando información, servicios y acceso al crédito. Con el criterio, no solo de favorecer la creación de empresas, sino de acompañar su desarrollo.
Algo se ha avanzado en ese sentido en algunos planes regionales u ordenanzas distritales, con la creación de la Dirección de la Autonomía Económica para la Mujer, en el MIMP, y hay incluso algunos proyectos del Estado, como HakuWiñay de Foncodes o Juntos, que favorecen el desarrollo de capacidades productivas y la inclusión financiera. Pero se requieren programas más amplios, con mayores recursos y sobre todo un mayor compromiso de los gobiernos e instituciones para impulsar el empoderamiento económico de la mujer.
*Las cifras mencionadas en esta columna fueron tomadas de las siguientes fuentes: ASPEM Estudio sobre las limitaciones para el empoderamiento de las mujeres a nivel de microempresa. 2014; BID-Banco Mundial-GIZ. Mujeres empresarias: Barreras y Oportunidades en el Sector Privado Formal en América Latina; CIES Economía y Sociedad No 93. Perú hacia una agenda de crecimiento sostenible, productividad y empoderamiento de la mujer. Marzo 2018. INEI, Perú. Brechas de Género 2017. Avances hacia la igualdad de hombres y mujeres. MINTRA. Informe anual 2016. La mujer en el mercado laboral peruano. PRODUCE. Las mipyme en cifras 2016.
Escrito en colaboración con ASPEM. Proyecto apoyado por la UE.