Mi aspiración es que seamos un país sostenible ya mismo
“Hay una serie de cosas que nos hemos atrevido a hacer diferente y ese cambio creo que está siendo significativo. Para mí es un reto reinventarnos, mirarnos con humildad para decir qué cosas tenemos que innovar. Mi aspiración es que seamos un país sostenible ya mismo”, dice Albina Ruiz Ríos desde las instalaciones de la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachusetts, donde actualmente participa del programa Leadership for System Change gracias a una beca. La cofundadora de Ciudad Saludable es una mujer que ha transformado a miles de ciudadanos peruanos.
Reconocida internacionalmente como una de las mejores emprendedoras sociales del mundo, Albina es una mujer que lleva su compromiso con el medio ambiente también a su vida cotidiana.
“Cuando voy al mercado, voy con mis canastas, mis tapers para que me pongan el pescado allí, así empezamos a dar el ejemplo porque no hacemos lo que predicamos, no recibo bolsas para nada”.
Moyobambina, de padres campesinos, con nueve hermanos, dejó la apacible Amazonía para trasladar su entusiasmo de adolescente a Lima, donde estudió ingeniería en la UNI. Era 1986. No solo la sorprendió el caos vehicular, el cielo gris de Lima y los altos edificios de la capital, sino también los basurales en las calles, sobre todo en zonas pobres. Llamaron su atención, especialmente, las personas que en medio de ese panorama recolectaban desperdicios. Se preguntaba quiénes eran, qué hacían, y cuando lo supo la nueva interrogante era por qué lo hacían de esa manera: informal. En esos tiempos no se hablaba de reciclaje. Esta experiencia la marcó dentro y fuera de las aulas.
En 1988 creó la Asociación de Recicladores de Residuos Sólidos, con 800 miembros, cuando no había ni ley de residuos (recién en el año 2000 se dictó una ley del residuo y en el 2009 la primera ley para recicladores). Y en 2002 fundó Ciudad Saludable, una organización no gubernamental que trabaja con la gestión de residuos sólidos a través de la profesionalización de trabajadores locales, transformándolos en microempresarios. Actualmente la ONG forma parte del Grupo Ciudad Saludable, que ella preside, y que está compuesto también por la empresa social Peru Waste Innovation (PWI), de consultoría en la gestión de residuos sólidos y reciclaje de productos electrónicos, y la Healthy Cities International Foundation (HCI), con sede en Nueva York, que tiene el objetivo de replicar el modelo del grupo en otros países.
El éxito de su iniciativa ha atravesado fronteras y continentes. Al Perú, se suman diversos países de América Latina y del Caribe, así como de Asia y África.
“Tuvimos que adaptar nuestras herramientas a cada lugar, porque la terminología y el idioma varían incluso entre los países latinoamericanos. Los recicladores en América Latina viven en la pobreza extrema, pero capacitando a los equipos locales y provocando cambios en las políticas públicas, ese escenario puede ser modificado”, dice.
Para Albina, el reciclaje no solo conlleva beneficios económicos y ambientales, sino también sociales, institucionales y políticos.
“A mí me encanta estar en acción y no solo mirar”, dice para comentar su reciente participación en los debates con congresistas y especialistas para que se apruebe la ley contra el uso del plástico.
“Debemos estar alerta para no dejarnos influenciar por los lobbies. Porque va a haber gente que pondrá reparos para que esto no funcione. Debemos cambiar de chip, más aun si el país quiere formar parte de la OCDE. Mi sueño es que no pase tantos años para estar al tono de los países de primer mundo en cuanto a sostenibilidad”, añade.
Trabajo conjunto es lo que ella y sus aliados hacen.
“Un tema muy importante de Ciudad Saludable es que somos una institución bisagra porque logramos sentar a la mesa al Estado, al sector privado, a la sociedad civil, que muchas veces tienen desconfianza unos a otros y lo que nosotros buscamos es que todos se involucren, que todos sean parte de la solución porque sino todos somos parte del problema”, resalta.
Las mujeres y el medio ambiente
Albina ve el papel de las mujeres en temas ambientales como un rol protagónico porque muchas veces es la mujer quien es responsable de acarrear el agua en zonas remotas como la India o Bangladesh, en África, o en los andes peruanos.
“Son las mujeres y niñas quienes salen a buscar agua a lugares lejanos mientras caminan dos o tres horas por una cantidad pequeña de agua, encima de mala calidad. Son las mujeres en el hogar quienes están a cargo del aseo de los hijos y la cocina. Sin embargo, cada vez más estamos en el mundo público, empresarial y es ahí donde tenemos la facilidad de ser más sensibles y contagiar a otros para cuidar nuestro planeta y a la madre naturaleza”, detalla.
Albina debe ingresar a clase, pero antes de despedirnos reitera que los peruanos tenemos que reconvertirnos y retarnos a pensar en nuevos proyectos creativos e innovadores. “Las industrias extractivas son necesarias, pero debemos hacer un cambio para dosificar y pensar en los productos de duración mucho más prolongada. Las industrias de plástico en el mundo van hacia una economía circular y los empresarios se han dado cuenta de ello. El Perú debe cambiar ya”, concluye. Y tiene razón. Ya es hora.
Alberto Ñiquen
Periodista. Editor en Lamula.pe