Si el Perú entiende que las mujeres podemos jugar fútbol, entenderá que podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos
A los 11 años, junto a sus hermanos y sus amigos, Sisy Quiroz empezó a jugar al fútbol. El primer toque, el primer pase y el primer grito de gol hicieron que su pasión por el deporte se encienda. En sus primeros años también notó que era buena para el fútbol pero algunas personas parecían no estar dispuestas a creerlo. «Eres mujercita, deberías jugar voley», «te vas a hacer daño jugando fútbol», «esto es para hombres», «te vas a ver poco femenina jugando», le increparon a lo largo de su carrera como futbolista. Por algunos momentos titubeó y llegó a pensar que tenían razón: tal vez el fútbol no era para las mujeres. Pero cada vez que se colocaba los chimpunes y escuchaba el pitazo inicial todo quedaba en el olvido: lo único que importaba entonces era jugar, meter goles y gritarlos como nunca.
Alexandra «Aletas» Flores pasó por lo mismo. Cuando era muy niña y le pedía permiso a su madre para irse a jugar fútbol, ella le respondía: «¿Fútbol? ¿En dónde has visto que las mujeres jueguen fútbol?». «Lo peor es que tenía razón. Por ningún lado veías que las mujeres estuvieran jugando: ni en la televisión ni en ningún lado», explica. Sin embargo, hoy, la madre de Aletas es una de las más asiduas asistentes a sus partidos amistosos y de campeonatos. Podríamos decir que ahora sí ve, y muy seguido, cómo juegan fútbol las mujeres.
En algún momento, los equipos de Alexandra y de Sisy se enfrentaron en la cancha. Ese mismo día descubrieron que, más allá de la pasión por deporte, tenían mucho en común: ambas querían dedicarse al fútbol, ambas querían formar un equipo consolidado, que participe en campeonatos y que entrene como cualquier otro. El principal problema era que no sabían cómo convocar a otras jugadoras y que, al mismo tiempo, no habían muchos campeonatos para participar. Fue entonces que nació la idea: si nadie lo ha hecho, lo haremos nosotras.
Sisy y Alexandra son fundadoras de Ligas Femeninas F7, el circuito de fútbol femenino más grande del Perú. Al principio consiguieron formar equipos de 7 contra 7 (algo que, según nos cuentan, era toda una hazaña). Hoy son más de 3,500 jugadoras que participan activamente dentro de distintos campos de las ligas: la academia para niñas, academia para mujeres adultas, espacios de prácticas, pichangas libres y cuadrangulares. En las ligas también hay espacios de competencia como la Liga Inter Colegios, Liga Inter Empresas, Campeonatos Relámpagos, entre otros.
«La liga se compone de academias pero la parte principal son los partidos libres. Las mujeres no teníamos dónde jugar, era imposible conseguir catorce jugadoras. Por eso, uno de nuestros primeros servicios fue el de las pichangas libres. Como ya tuvimos la plataforma, fuimos llamando chicas que no tenían dónde jugar», nos explica Alexandra. «La academia sirve para que las mujeres puedan perfeccionar la técnica».
El fútbol, explican las fundadoras, es una pasión pero también es una herramienta que permite el empoderamiento femenino. Más que la competencia, las Ligas Femeninas F7 buscan la experiencia y el crecimiento: que una mujer tenga el mismo espacio para jugar, celebrar y gritar goles que cualquier otro jugador de fútbol. «Nuestro rol está en enseñarle a la sociedad que las mujeres son fuertes y eso parte por la masificación: que las chicas se den la oportunidad de poder jugar fútbol. Nuestro principal objetivo es que cada vez vengan más mujeres y jueguen», cuenta Sisy.
El fútbol, pese a sus tropiezos y su letargo de casi cuatro décadas, es el deporte más popular del Perú. Empero, a pesar de encontrarnos en su máximo apogeo en 36 años, su versión femenina se mantiene distante. Alexandra nos explicó que uno de los mayores problemas en el fútbol femenino, aparte de la falta de organización y los prejuicios, es la falta de modelos a seguir.
«Cuando tienes modelos femeninos desde chiquita, te cuestionas las cosas que puedes hacer. Sucede en la ciencia, en el deporte, en la literatura y en todos los campos. En la medida que tengamos mas modelos a seguir, las mujeres vamos a tener mas confianza en hacer las cosas. En el tema deporte es sensible porque no hay modelos de deporte, salvo Sofía Mulanovich o las chicas del voley de hace 20 años. El tema de los modelos femeninos a seguir es complejo: estamos hablando de un país donde el 3% de alcaldes son mujeres, donde solo 19 de 241 empresas en la bolsa de valores son dirigidas por mujeres, donde el 14% de altos mandos son mujeres y seguimos con la lista. No hay mucho liderazgo femenino. Los modelos a seguir son muy importantes».
En abril del 2018, María Vásquez, una madre de Montijo, pueblo de Badajoz, ciudad de España, se hizo tendencia en Twitter al publicar diseños de jugadoras de la Liga Femenina que ella misma diseñó, imprimió y plastificó para que sus hijas de 8 y 5 años puedan coleccionarlas en un álbum. El evento, más allá de lo anecdótico, demostró la poca atención que las ligas femeninas de clubes tan importantes como Barcelona y Sevilla reciben: la madre tuvo que contactar a los equipos para poder conseguir imágenes de algunas jugadoras porque simplemente no existían en Internet.
En los cuatro años que llevan trabajando, Alexandra y Sisy han sido testigos de todo tipo de eventos. Los mejores, confiesan, han sido los testimonios de las mujeres satisfechas con su decisión. «Nos han dicho cosas como «nunca pensé liderar nada y estoy aquí porque soy la capitana», «nunca gritaba», «nunca me hacía escuchar pero aquí tengo que hacerlo porque si no, no me dan pase», «me siento protegida» y «me siento en una familia».
Pero también hubo incidencias que les recordó el enorme sendero que había por recorrer. «También nos han dicho cosas como «mi papá no quiere que juegue», «a mi hermano no le gusta», «mi esposo no se quiere quedar con los niños el domingo». Hay equipos de señoras de 40 a 50 años que, cuando las invitamos a la liga, dicen que no podrán venir porque los maridos no se quieren hacer cargo de los hijos. ¡Es un evento de una hora!».
Las Ligas Femeninas F7, a través de un deporte conquistado y protagonizado por los hombres, busca romper los paradigmas presentando equipos de mujeres organizados, dedicados y dispuestos a jugar en la cancha hasta el último minuto. Sisy lo explica mejor: «Si el Perú entiende que las mujeres podemos jugar al fútbol, va a entender que las mujeres podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos».
Y si un padre, un esposo, o un hermano se atreve a buscarlas para decirles que su hija, su esposa o su hermana no asistirán más a los partidos porque el fútbol no es para ellas, algo que no ha sucedido hasta el día de hoy, Alexandra y Sisy ya saben que hacer: «No le diremos nada. Explicarles el propósito y la búsqueda del empoderamiento va a ser en vano. Le diremos que se siente a ver cómo juegan. Que vean cómo crecen».