Latinoamérica tiene rostro de mujer
Cada historia de vida es una fuente de inspiración y fuerza, desde la mujer que se dedica a la agricultura, la que hace artesanías, la que fabrica puros hace 80 años, la que ha vivido 117 años. Recorrer Latinoamérica ha sido una de las experiencias más enriquecedoras para entender y valorar el inmenso aporte de las mujeres a la sociedad.
Colombia, Guatemala, El Salvador, Honduras, México, distintos escenarios, historias únicas y la constante presencia de ellas como protagonistas de sus historias. En algunos casos enfrentadas a los rezagos de la violencia política, a la pobreza, a la indiferencia de la sociedad, al acoso en las calles. Las mujeres en estas latitudes han decidido lo mismo que sus pares en otros lados del mundo: han tomado la experiencia vivida como herramienta y luchan. Luchan todos días por ellas y por las que vendrán.
La Asociación de Mujeres de Sushitoto en El Salvador, por ejemplo, es un gran modelo a seguir. Ellas lideraron la reconstrucción post-guerra civil en su pueblo, lugar que fue el epicentro de un conflicto armado que marcó la historia salvadoreña. Allí, encontraron formas de incluir a las mujeres en la economía del pueblo, crearon centros educativos, lucharon por una ley para que ellas puedan ser propietarias de tierras (porque era algo exclusivo de hombres), crearon cooperativa de crédito (ya siendo ellas dueñas de bienes podían acceder a préstamos), y se lanzaron a emprender. Ellas entendieron que la violencia de género existe, en buena medida, porque la mujer depende económicamente del hombre. Así tomaron acción para cambiar la realidad.
En Guatemala, lo que inspira es la fuerza (física) en las mujeres, porque nos recuerda a nuestras mujeres peruanas de los Andes. Una las ve siempre llevando enormes bultos, cargando a los bebés y trabajando a la vez. Llevan sobre sus espaldas cargas y recuerdos pesados y, sin embargo, nunca se detienen. Abrazan sus raíces y llevan orgullosamente en sus ropas las marcas de su identidad milenaria.
Las mujeres aquí y allá no siempre son conscientes del poder y fuerza que tienen, todavía hay que recordarles lo transformadoras que son por naturaleza y la inspiración que generan con sus historias de vida.
Fotos y texto de Mayra Lázaro.