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Mujeres Que Transforman es una plataforma que busca visibilizar los emprendimientos que realizan las mujeres en el Perú, así como las problemáticas y desafíos al que se enfrentan día tras día.

Pequeños avances en un panorama alentador

Hablar de Islandia es hablar de Björk y Sigur Rós, de auroras boreales y cascadas que roban el aliento, y también de equidad de género.


La pequeño nación, cuya población no supera los 350 mil habitantes, ejemplifica mejor que ninguna otra que aunque no existe país en el mundo que haya alcanzado una absoluta equidad de género, las iniciativas que han llevado a cabo en materia de igualdad de oportunidades laborales para hombres y mujeres han rendido frutos.

Actualmente, Islandia lidera el reciente Informe sobre la brecha global de género 2017 (Global Gender Gap) del Foro Económico Mundial. Es considerado uno de los mejores países para ser mujer y trabajar. Y no es para menos. Ya en 1980, Vigdís Finnbogadóttir se convirtió en la segunda mujer en la historia en ser presidenta de una república. Los islandeses la reeligieron hasta en tres oportunidades.

En 2000, se decretó que toda pareja con hijos/as recién nacidos/as goce de nueves meses de licencia en el trabajo: tres para la madre, tres para el padre y otros tres compartidos. Trece años después, las cuotas de género se volvieron obligatorias en las juntas directivas de las empresas, lo que implicaba que debía haber una representación no menor al 40% por cada género.

Y el nuevo año llegó con una nueva, y celebrada, medida: desde el 1 de enero pasado, una ley, aprobada por el Parlamento islandés en abril de 2017, exige paridad salarial a las empresas privadas y entidades estatales entre sus colaboradores hombres y mujeres.

La noticia fue replicada en diversos medios de comunicación y no pocos voltearon, curiosos, a ver cuál era la realidad que se cocía en otras latitudes del mundo respecto a la equidad de género ¿Qué dicen las cifras?

Actualmente, la brecha global de género es de 68.0%, según el GGG. Los progresos en educación y salud se mantienen respecto al año pasado, pero el empoderamiento político y, particularmente, la participación económica (estas son las cuatro áreas que mide el informe) parecen resistirse. Esta última ha marcado el índice más bajo desde 2008: solo 58% de la brecha en participación económica se ha cerrado.

Si se calcula que se requiere poco más de una década para cerrar la brecha en materia de educación, la brecha en participación económica necesitará un trabajo más arduo: 217 años. Esto se debe, indica el informe, a que si bien cada vez hay más mujeres que reciben educación de calidad, muchas industrias están fallando en contratarlas, retenerlas y promoverlas.

De los 24 países de América Latina que requerirán 79 años para esta tarea, solo por detrás de Europa Occidental (61 años) y el sur de Asia (62), 18 han mejorado su puntaje general en comparación con el 2016, mientras que 6 han retrocedido. En ese panorama, Perú y Uruguay muestran resultados alentadores: ambos países han logrado avanzar un 3% en relación a las brecha de género en general.

En Perú, si bien se conserva una de las brechas de género más amplias en Salud y Supervivencia, destacan los avances en empoderamiento político y mejoras en participación económica, zonas donde las políticas de equidad dentro de las empresas juegan un papel clave.

Justamente, el Ranking PAR 2017 de Equidad de Género en las Organizaciones, que realiza Aequales Perú, concluyó, tras evaluar a 133 organizaciones privadas y 8 públicas, que las empresas han comenzado a entender la necesidad de trazar objetivos y estrategias a favor de la equidad de género y que se está empezando a medir el impacto de las políticas inclusivas.

No obstante, los objetivos e indicadores vinculados a equidad de género aún no abundan. De las organizaciones analizadas, solo 43% tienen objetivos internos en esta línea; 39%, políticas de equidad de género, y solo 32%, indicadores (KPIs) para medir estos avances. El reto es doble en el sector de las empresas nacionales: 21% tienen políticas de este tipo. En las transnacionales, la cifra asciende a 53%.

Avanzar en políticas de equidad de género en las empresas es urgente en Perú para no frenar el avance logrado hasta hoy: en 2006, ocupamos el puesto 60 en el ranking mundial del GGG; en 2017, la posición 46. El camino debe mantenerse ascendente y en sintonía con el bienestar laboral femenino.

Nos referíamos a Björk en el primer párrafo; en su juventud, la cantante islandesa renegó del feminismo, hasta que años más tarde se rectificó. En 2015, con 50 años, se dirigió a sus seguidoras más jóvenes y aspirantes a cantantes para decirles: “Quiero apoyar a las mujeres que están ahora en sus veinte y decirles: no son imaginaciones tuyas. Es duro. Todo lo que un chico dice una vez, tú tienes que decirlo cinco”.

Aún son pocas las iniciativas que empiezan a gestarse en el país en materia de liderazgo femenino e igualdad de oportunidades, pero hoy más que nunca cobran mayor relevancia en el camino a la equidad.


Rodrigo Alomía
Analista de Aequales.