“La Victoria es el reto de mi vida”, dice Susel Paredes Piqué (Lima, 1963), una luchadora en todos los aspectos de su vida. Desde su recién estrenado cargo como Gerenta de fiscalización y control de uno de los distritos más complicados de la capital, está decidida a organizar y poner orden allí donde el caos y las mafias han hecho de las suyas.
Hace unos días llegó a Gamarra junto a su equipo de fiscalizadores e intentaron retomar el orden en el emporio comercial, tomado por la banda delictiva Los Intocables Ediles. La intervención tuvo lugar a enfrentamientos. Delincuentes intentaron agredir al equipo municipal de Paredes con palos y piedras. Susel tuvo que enfrentarse con sujetos a los que no les importó insultarla. Su trabajo –sabe – es una misión de largo aliento. Pero ella está preparada para todo.
En el momento en el que se escribía esta nota Paredes encabezaba –con zapatillas rojas, pantalón y polo azul- un operativo que supervisaba los hostales de las avenidas 28 de julio y Renovación que atenderán en San Valentín. La idea era retirar de los hoteles, los colchones en mal estado, verificar si los negocios contaban con licencias de funcionamiento, licencia de Defensa Civil y que estén limpios.
Antes de partir a un nuevo operativo, esos en los que debe usar casco y chaleco antibalas es inevitable preguntarle si hay atisbo de temor ante la complicada tarea de enfrentarse a esas bandas delictivas? “Es difícil, sí. Pero hay que hacerlo. No le tengo miedo a los delincuentes. Si fuera así no podría trabajar aquí. Sería como si un veterinario le tuviera miedo a los perros. Como si un médico le tuviera miedo a la sangre, entonces no podría ser cirujano. Yo lo hago por vocación”, dice esta abogada y activista por los derechos de la comunidad LGTBI.
Luego de una pausa, continúa con su respuesta: “Todos los días, las mujeres, tenemos que demostrar que somos mejores que los hombres. Esa es una cosa agotadora. A mí, como mujer, me dicen: “Como vas a estar en ese cargo. Cómo vas a entrar a los prostíbulos”. Todos los días tengo que demostrar que sí puedo, que soy capaz”, señala.
Su orientación sexual también ha sido motivo de constantes insultos y cuestionamientos. “Paso por la calle y me gritan: “¡Machona de mierda…! Yo los escucho y me da rabia. Pero sé qué más rabia les da a ellos que yo me asuma. A ellos les indigna que yo no tenga vergüenza de ser lesbiana, y por eso me atacan”, dice y dibuja una media sonrisa.
De esa y otras pruebas Susel ha aprendido a mantener el tipo y continuar la brega. Hace dos años y medio inició un largo litigio: el reconocimiento de su matrimonio. Ella se casó con su pareja en Miami hace tres años. Cuando volvió al Perú buscó que la Reniec reconozca su unión, pero no tuvo resultados. Ahora se encuentra en la primera instancia en un juzgado donde han presentado una acción de amparo para lograr el reconocimiento. Espera tener éxito. De no prosperar, irá al Tribunal Constitucional. Si no logra nada, se dirigirá a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Irá hasta las últimas.
“Estoy en una lucha constante”, afirma Paredes. “Lucho porque se me reconozca mi derecho pero también el de mi comunidad”, señala. Y deja un mensaje para las mujeres que aún no se atreven a reconocer su sexualidad: “Es muy bueno, para las mujeres lesbianas, que sepan que me está yendo bien. Eso puede servir para que no tengan miedo de trabajar en lo que sea. Y que no tengan miedo en asumir su condición sexual. Una vez que sales del closet te liberas y tu trabajo será mejor que antes. Las animo a todas a ejercer su profesión fuera del closet, es un ejemplo para las jóvenes y niñas. Nosotros participamos en el progreso del país”, señala.
Y en ese progreso del país se encuentra Paredes. Ella, abogada con una maestría en Estudios Amazónicos, es fundadora de la Asociación Civil LTGB Legal, asociación de abogados homosexuales. Su vocación por el servicio público no es reciente: en el 2006 y en el 2011 postuló al Congreso, pero sin éxito; fue gerente de Fiscalización de la Municipalidad de Lima durante la gestión de la alcaldesa Susana Villarán, allí obtuvo notoriedad por su efectivo trabajo. Hoy ejerce un cargo similar en La Victoria y en cuatro años aspira a ser alcaldesa de Magdalena, su barrio.
“En cuatro años que tendremos en el cargo (durante la gestión del alcalde de La Victoria George Forsyth) queremos acostumbrar al vecino a que sea atendido. A que las mafias entiendan que aquí no transarán con nadie. Hay que tener una mano amiga y una mano firme. La mano amiga será para atender a los vecinos y a los empresarios que son estafados por los tramitadores que les piden 30 mil soles para sobornar a las autoridades, como se hacía antes. Esa mano amiga los orientará. La otra, la mano firme, será la que le dice al empresario, has cometido una infracción y te voy a sancionar”.
Con esa fórmula Paredes Piqué pretende reordenar, o al menos colocar la semilla del reordenamientos en un distrito caótico y desordenado como La Victoria. Sabe que será una tarea titánica. “Toda carne viene con hueso”, dice sobre las mafias a las que le toca y tocará enfrentar. En tanto, seguirá en esa lucha diaria por demostrar que como mujer y como parte de la comunidad LGTBI puede demostrar que puede. Que pueden.
Escribe: David Gavidia
Fotos: Municipalidad de La Victoria