En cuatro años pasó de ser la Coordinadora de Trade Marketing a la actual y única mujer que ocupa una Gerencia en ETNA, la compañía que vende baterías para autos desde hace 85 años en el Perú. Nerida Triveño Aucahuasi siempre va por más.
“Cuando empiezo un trabajo soy de las que si se tiene que levantar a las 3 de la mañana para ir a algún punto lo hace”, dice la joven gerente, que a los 33 años y luego de ocupar varias jefaturas en su proceso de crecimiento profesional, asumió el liderazgo en el área de Gestión de Experiencia del Cliente.
Ya desde sus inicios, Nérida mostraba el potencial que le permitiría crecer rápidamente en esta empresa. En el 2015 la Jefa de Ventas del canal retail, que pertenecía al área comercial de la empresa, tenía que ausentarse durante cinco meses por licencia de maternidad y decidieron darle a Nérida, este cargo provisional. Sin darse cuenta y con menos de dos años en la compañía, ya tenía dos jefaturas a su cargo. “A mi me gustan mucho los retos y cuando me pidieron que me hiciera cargo de esta área acepté”, recuerda.
Desde pequeña le gustaba solucionar los problemas de manera creativa. A sugerencia de su madre decidió estudiar economía, pero luego de varios semestres se dio cuenta que lo suyo iba por otro lado. Se cambio a la carrera de publicidad y se especializó en marketing. Desde entonces su trayectoria la ha llevado por empresas como Telmex, Claro, Hush Puppies y Altomayo, en dónde pasó de ser Analista a Jefa Comercial en menos de un año.
Tras una temporada en Barcelona, a donde fue como parte de su postgrado de Dirección de Marketing en Graduate Business School CENTRUM PUCP, Nerida estaba pensando en extender su estadía fuera del país para seguir estudiando. Australia era el destino que tenía en la mira. Sin embargo, en ese momento surgió una propuesta difícil de rechazar: asumir la Gerencia de Marketing y Experiencia del Cliente en ETNA. Entonces, decidió aceptar el nuevo reto y quedarse en el Perú.
La oportunidad la tomó por sorpresa. Y ahora mirando hacia el pasado reflexiona sobre el hecho de que las mujeres no sabemos bien qué exigir al momento de concertar los beneficios vinculados al puesto de trabajo, pues no hay referencias que permitan seguir empoderando a nuevas generaciones.
“Como no es común que las mujeres asuman cargos tan importantes, cuando nos toca solemos conformarnos con ser elegidas y muchas veces no negociamos los beneficios como se debe. Yo sentía que cumplía un sueño y estaba agradecida”, recuerda haciendo autocrítica de su reacción. Ahora lo tiene mucho más claro.
Nerida estuvo leyendo la obra titulada “Vamos adelante”, escrita por Sheryl Sandberg, Directora de Operaciones de Facebook, sobre el empoderamiento de la mujer y cuenta que se sintió muy identificada. “La autora decía que en nuestra sociedad hemos crecido viendo a nuestras mamás y a nuestras abuelas siento amas de casa por imposición, pues no tenían acceso a la educación superior. Por ello, creo que las mujeres de esta generación nos sentimos muy agradecidas con las oportunidades que hoy en día tenemos”, comenta.
“En nuestra sociedad, cuando en un trabajo deciden ascender a los hombres, les pagan o los contratan por el potencial que ven en ellos, pero a las mujeres nos contratan por lo que hemos logrado. Tenemos que demostrar que realmente podemos hacerlo, que somos más inteligentes y más capaces de cumplir los objetivos”, percibe Nerida.
Su madre, una economista experta en temas de género fue su referente no solo personal sino también profesional: ha trabajado en la gestión pública con proyectos que empoderan a las mujeres. “En casa me enseñaron a ser autosuficiente y resolver mis cosas sola, al mismo tiempo tengo una personalidad súper tranquila, y algunas veces he sentido que me han discriminado por ser así y no comportarme como la típica jefa que habla fuerte o es mandona”, añade.
Desde su experiencia, ha percibido que tanto hombres como mujeres tienen el estereotipo de ver a la mujer empoderada como la que te va decir las cosas a la cara con una entonación fuerte o incluso agresiva. “A mi me parece que ese pensamiento desmerece, ya que no tenemos que generar temor o ser hirientes para demostrar que somos valiosas y seguras de nosotras mismas”, concluye.
Ahora Nérida tiene una mirada mucho más amplia del papel que juegan las mujeres en posición de liderazgo. Cuando habla con sus compañeras de trabajo, apuesta por alentar no sólo a una constante búsqueda de desarrollo profesional, sino a la seguridad para saber plantear condiciones cuando se asumen nuevos retos laborales, porque saber reconocernos y pedir que se nos reconozca es crucial para mejorar la situación de las mujeres que vienen detrás.
Escribe: Joselyn Levya