Adelinda Díaz: «Toda mi vida he luchado para que mis compañeras entiendan que no deben agachar la cabeza»
Lima 1974. Con 28 años, Adelinda Díaz Uriarte logró un hito importante en su historia personal: fue nombrada Secretaria de organización del Sindicato de Trabajadoras del Hogar de Lima Metropolitana. Sus compañeras encontraron en ella un liderazgo inusual para la época, poder de convocatoria y convencimiento, pero, sobre todo, una creciente indignación por el maltrato que recibían sus colegas por parte de sus empleadores: salarios de hambre, maltratos que iban desde los insultos hasta los golpes; humillaciones que acababan en vejaciones; jornadas de 15 horas diarias y sin días de descanso. Una labor esclavizante.
La oportunidad que tenía Adelinda entre manos era única. Una ocasión perfecta para hacer historia. Durante algunos meses -y mientras asistía a las reuniones de su comunidad cristiana- Díaz Uriarte se juntaba con otras colegas a planificar la jornada de lucha. Hasta que lo lograron. Una mañana de setiembre realizaron la primera marcha de trabajadoras del hogar en la avenida Primavera, en Surquillo. Asistieron 700 mujeres, muchas de ellas con sus mandiles y con banderolas y volantes con mensajes alusivos a sus empleadores: “¡Basta de maltratos!”. La afrenta –recuerda doña Adelinda- les costó caro. Muchas fueron despedidas, otras golpeadas y echadas a la calle. En represalia –cuenta- los empleadores publicaron comunicados en los diarios de la época denostando su manifestación.
“Correo, La Prensa y Ultima Hora ponían en grandes titulares: ‘Las servilletas se han organizado. Piden corbata michi y televisor a colores’”, recuerda Adelinda, cuarenta años más tarde y en su casa de Carabayllo. Pero los ataques no las amedrentaron.
“Luego de aquella marcha las trabajadoras del hogar al fin nos dimos cuenta que teníamos voz. Entendimos que habían oprimidos y opresores. Nos discriminaban por ser pobres, migrantes e indígenas. Habíamos marcado un hito porque estábamos encaminando nuestra lucha a futuro”, dice Adelinda.
El perfil de una líder
Aunque solo tenía secundaria completa, Adelinda Díaz Uriarte entendió que su vida debía ser entregada a la labor sindical; a la defensa de las mujeres y de los desprotegidos. Por eso se encargó, desde entonces, de acumular una hoja de vida envidiable para cualquier dirigente gremial: Nació en Yurac Yacu, Chota, Cajamarca, en 1946. Fue trabajadora del hogar desde los 14 años. Dejó la actividad hace una década. En 1982 creó la Central de Capacitación de Trabajadoras del hogar. Entre 1986 y 1994 se hizo líder regional a nivel de América Latina y el Caribe defendiendo los derechos de las trabajadoras del hogar. En 2004 creó –junto a otras compañeras- el Sindicato SINTRAHOGARL y SINTRAHOGARP. Fue candidata al Parlamento Andino en el 2011 por el Partido Nacionalista Peruano y candidata al Congreso por el Frente Amplio, en 2016. Aunque en ninguna de las dos ocasiones se hizo de un escaño, visibilizó su trabajo.
Antes había sido partícipe de algunos logros para su sector, como en el 2003 cuando se promulgó la Ley 27986 de las trabajadoras del hogar. En ella reconocen–treinta años después de aquella primera marcha- sus derechos laborales: su sueldo no puede ser menor al mínimo vital, deben tener acceso al seguro social, compensación por tiempo de servicios, descansos (uno semanal y días feriados remunerados), 15 días de vacaciones y, gratificaciones.
“Durante toda mi vida he luchado porque mis compañeras entiendan que no deben agachar la cabeza, que no deben esperar a que otros decidan por ellas. Que son mujeres autónomas, que tienen los mismos derechos que cualquiera”, reflexiona doña Adelinda.
“En estos 40 años de lucha social he aprendido que el ser humano no tiene que ser conformista ni individualista. Debe luchar y compartir sus conocimientos. He aprendido a que debemos estar siempre de pie y nunca de rodillas. He recorrido el mundo con un mensaje de reivindicación a la trabajadora del hogar y de empoderamiento a la mujer peruana”, cuenta quien ha representado a su gremio frente a la ONU, ante la UNESCO y ha viajado a encuentros y conferencias por todo el globo. En China, Estados Unidos, Inglaterra o Alemania, dio a conocer los avances y retrocesos de su sector. Esta semana viajará a Panamá para contar el rol de la mujer sindical en el Perú.
“Ahora estoy abocada al reconocimiento de la lucha de la mujer agremiada. Las nuevas generaciones deben levantar sus voces y las mujeres debemos organizarnos.Tenemos que luchar por conseguir un trabajo digno. De momento se ven avances, pero todavía nos falta mucho”, sentencia esta histórica líder social.
Escribe: David Gavidia