Tiene 25 años, es feminista, diseñadora y actualmente es la creadora de la marca independiente Niñachay. Nacida en Cerro de Pasco y de familia ayacuchana, ha forjado su identidad a partir del arte popular, convirtiendo a su proyecto en un reencuentro con sus raíces y las raíces de su familia.
MQT conversó con la joven artista cuyo trabajo de gráfica popular combina en delicado balance la belleza y el mensaje social.
¿Cuál ha sido el recorrido hasta llegar a Niñachay?
Trabajé durante mucho tiempo en un colectivo que hacía gráfica popular, pero lamentablemente el compañero con el que trabajaba era machista, acosador y violento. Durante el tiempo que estuve ahí, lo hacía porque creo en el rescate de la identidad a través del arte y la gráfica. Recuerdo que hice mucha investigación sobre el tema, y también sobre música popular y artistas en general. Estuve cinco años en este proceso de hacer murales. Lamentablemente, luego me fui de manera abrupta, totalmente decepcionada y dolida por todo lo que había pasado. Cuando estás en círculos de violencia, no te das cuenta, está todo tan normalizado…
¿Cómo hiciste para retomar tu trabajo después de todo lo que pasaste?
Al salir, me desvincule del arte, porque el arte me recordaba todo el mal que había pasado. Empecé a ir a terapia. Mi terapeuta, también era feminista y tratamos de hablar de todo lo que pasó, pero no podía expresar bien las cosas que sabía, hasta que empezamos a hacer ejercicios de pintura. Así fue como regresé al arte, fue como un proceso de sanación. Comencé a retomar, primero la pintura, luego la gráfica, la serigrafía… Todo fue de una manera muy natural y al mismo tiempo brutal, porque empezaba a hacer todo como si lo hubiera tenido contenido dentro de mi. La gráfica popular ha estado durante mucho tiempo en mi vida, pero en ese momento todo esto estaba vinculado a lo que me había pasado, implicaba sufrimiento, pero ahora significa también salvación. Por eso empecé a hacer gráficas sobre la mujer, la lucha, el empoderamiento, nuestras raíces indígenas. Así fue como nació Niñachay.
¿Cómo se vive el ser mujer en los circuitos del arte?
Cuando estaba en el colectivo éramos dos personas, pero la mayoría de personas pensaba que todo el trabajo lo hacía mi compañero porque era hombre. A mi siempre me cuestionaban desde que es lo que hacía, hasta cuál era mi aporte y así vamos cuestionando el trabajo de las mujeres sin darles todo el reconocimiento que se merecen por hacer el mismo trabajo con menos beneficios.
A la mujer suelen colocarla como la que vende, y es muy normalizado, no solo por el circuito sino por la gente, por ejemplo en las ferias, las mismas persona que consumen el arte, al pedir la firma a veces piensan que no eres el artista, te dan el papel de segundo plano o detrás del creativo.
¿Cómo definirías Niñachay, luego de todo este proceso?
Niñachay es lucha, a través del arte. Lo que hago es un espacio de trinchera de lucha, desde los diseños, la ropa, las gráficas, siempre buscando el empoderamiento de las mujeres. Es un proyecto transfeminista de arte popular.
Desde hace tiempo se habla del arte popular contemporáneo o sobre las nuevas generaciones de artistas. El arte popular es dinámico y se debe recrear en diferentes espacios, desde el campo, a la metrópolis, la ciudad, la urbe, espacios transfeministas. Esta cosmovisión andina no debe quedar en lo estético, debe tener una postura política indigenista y feminista.
¿Quiénes consideras que han influido en tu arte e inspiran tu trabajo?
Ahora de adulta puedo entender mejor como mi madre influyó en mi con todo este amor a mis raíces y al arte. Mi fascinación por los colores, el bordado…Casi sin darse cuenta me ha transmitido toda esta herencia cultural.
Más que artistas, a mi me motivan un montón las compañeras que están luchando, por ejemplo en las lagunas. La compañera Máxima, las compañeras de Cajamarca, las de las rondas campesinas. Me motiva mucho su lucha y energía. Trato de hacer lo mismo desde Niñachay, con otras herramientas, pero con la misma inspiración porque estamos luchando por conquistar nuestros derechos como mujeres, para emanciparnos de este sistema patriarcal y colonizador.
¿Cuál es tu deseo a futuro con Niñachay?
Hace poco conocí a una compañera que se sumó al proyecto y también sufrió violencia por mucho tiempo. Niñachay le ha permitido empoderarse económicamente y salir de esos círculos de violencia. Así que por el momento somos 2 personas en el proyecto. Me encantaría que fuese un proyecto que abarque a más mujeres artistas o no artistas, pero que puedan empoderarse a través del arte.
Entrevista: Nicole Hurtado