Es la primera mujer en asumir la gerencia de una cooperativa de café en el Perú. Esperanza nos recibe en la cafetería de la Cooperativa Pangoa para compartir su historia. De estatura pequeña, mirada serena y hablar pausado, Esperanza muestra , como pronto descubriremos, una vitalidad y energía inagotables. A los 12 años, sus padres la llevaron de viaje a la selva central del Perú, a la provincia de Satipo. “Vi este bosque precioso y quedé impactada. Quería regresar a trabajar aquí”, cuenta ella quien desde ese momento supo que su futuro estaría ligado a este lugar.
Mientas recorremos la cafetería para ver los diferentes productos de la cooperativa (miel de abeja, cacao, café tostado y molido y más), Esperanza menciona que hay otras tres cafeterías que promueven el consumo del café, todas creadas por jóvenes empresarios, hijos de socios o trabajadores de la cooperativa. Como buena líder, sabe que los tiempos cambian rápidamente y es necesario estar en la delantera.
“Planeamos abrir una escuela de formación de baristas. Queremos tener nuestro propio equipo y competir en el concurso nacional. Estos son oficios modernos para los jóvenes en la cadena del café”, nos cuenta Esperanza.
Esperanza es gerente de la Cooperativa Pangoa desde hace más de 20 años. Fue la primera mujer en asumir la gerencia de una cooperativa cafetalera en el Perú. Cuando comenzó la cooperativa se encontraba en una profunda crisis.“Debíamos un millón de dólares, había que arreglar cuentas de la Central de Cooperativas, con la hidroeléctrica”.
Gracias a su liderazgo y su visión de futuro logró reflotarla: hoy es una de las cooperativas líder en exportación con certificación orgánica y de comercio justo que da trabajo a más de 700 personas. Con ella como gerente, la cooperativa se ha convertido en un motor de desarrollo en esta provincia en Satipo.
En el año 1997, consciente de la poca valoración que existe hacia el trabajo de las mujeres como agricultoras y empresarias en el sector café, y de las múltiples dificultades que deben atravesar para acceder a espacios de participación, logró la creación del Comité de Mujeres (CODEMU) de la Cooperativa Pangoa, con apoyo de SOCODEVI, para promover el liderazgo, el empoderamiento y la capacitación de las mujeres. “Al inicio capacitamos a las mujeres en temas de autoestima. En esa época había mucho alcoholismo, los esposos las maltrataban. A ellas les decíamos que tienen que quererse primero y hacerse respetar”, relata.
Tres años después, a las capacitaciones en temas productivos, gestión de empresas, equidad de género y liderazgo, se sumó un fondo rotatorio de microcréditos para que las mujeres mejoren su producción de café, sus viviendas y diversifiquen sus ingresos a través de la crianza de animales y biohuertos. Para muchas, esto significó un crecimiento personal. “A mí me cambió la vida”, comenta Enma Pérez, vicepresidenta del CODEMU.
“Antes solo me dedicaba a mi casa y mis hijos. Cambió mi visión, comencé a valorarme, a desarrollarme no solo en la agricultura, sino también en otros ámbitos”. Con el trabajo del CODEMU, las mujeres de la Cooperativa Pangoa han logrado empoderarse y acceder a espacios de toma de decisiones que antes estaban negados para ellas. Ahora son dirigentes y ocupan cargos en distintas instancias de gobierno de la cooperativa.
“Ahora las mujeres también cumplen un rol aquí”, sostiene con convicción Juan Manuel Aquize, presidente de la cooperativa ya que actualmente el CODEMU está inscrito en sus estatutos y es parte de la estructura formal.
A Esperanza se le iluminan los ojos, se detiene por un momento y reflexiona con orgullo y optimismo sobre los cambios que la educación ha generado en las mujeres socias: “Educar a una mujer es multiplicar el conocimiento. Me da gusto verlas como dirigentes en el consejo de administración, de vigilancia, el comité electoral. Actualmente una de ellas nos representa en la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores y Trabajadores de Comercio Justo (CLAC) en Lima”.
Hace dos años, Taylors of Harrogate, empresa tostadora de Inglaterra que le compra café a la cooperativa, conoció el trabajo de Esperanza con el CODEMU y decidió hacer una edición limitada de café producido por mujeres al que le puso su nombre en homenaje. Las ganancias de las ventas contribuyeron directamente con las actividades del comité. “Es un gran honor estar en esa etiqueta porque es un reconocimiento a las agricultoras. Esperanza no solo como nombre sino como la esperanza de todas las mujeres”, dice.
La cooperativa además tiene una marca de café producida por mujeres nativas llamada “Warrior”, por el esfuerzo que ellas realizan para cultivar un café sostenible y en armonía con los bosques.
Además del empoderamiento de las mujeres, Esperanza promueve la producción orgánica de un café que no daña los bosques. Ha sido testigo de cómo, en las últimas décadas, se han deforestado grandes zonas para introducir cultivos “limpios” como la piña o el kion, y está luchando para que esto cambie. “Estas zonas son originalmente bosques, esa es la vida, el ciclo natural. Tenemos que investigar qué cultivos son compatibles, no solo introducir cultivos por tener plata”.
Por esa razón, desde el año 2000, su cooperativa promueve la producción sostenible del café junto con un programa de reforestación que siembra árboles maderables asociados a este cultivo. Estos árboles, además de ayudar a conservar ecosistemas y mitigar el cambio climático, serán una fuente de ingreso adicional para los caficultores.
Como socia de la Junta Nacional del Café, la Cooperativa Pangoa participa en la elaboración de un Plan Nacional del Café, liderado por el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) y cuyo proceso es facilitado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el Perú a través del Programa de Commodities Verdes. Esta iniciativa es financiada por la Cooperación Suiza – SECO con el fin de desarrollar una caficultura moderna, rentable, competitiva y sostenible.
Para Esperanza, uno de los temas pendientes es impulsar un nuevo modelo de gobernanza e institucionalidad que guíe el sector. Como asegura ella, el plan cumplirá un importante rol para contar con una visión conjunta que beneficie y promueva la participación de todos los actores de la cadena, principalmente de las mujeres.
Escribe: Luciana Mendoza / Edición: Sally Jabiel / Fotos: Mónica Suárez Galindo
(Texto original de PNUD PERÚ)