Mujeres empoderadas como objetivo de desarrollo sostenible
A pocos días de la partida de Kofi Annan, séptimo secretario general de las Naciones Unidas y Premio Nobel de la Paz en 2001, no podemos evitar rememorar su gran legado sin citar una frase que en su momento sonaba adelantada a su época: “La igualdad de género es más que un objetivo en sí mismo. Es una condición previa para afrontar el reto de reducir la pobreza, promover el desarrollo sostenible y la construcción del buen gobierno”.
Veinte años atrás, durante la conferencia sobre la Mujer africana y el desarrollo económico celebrada en Addis Ababa (Etiopía), Annan -quien fuera despedido con una ovación de pie en su último día en la ONU- mencionaba estas palabras como una suerte de presagio que retumba con más fuerza en tiempos modernos y nos llama a la acción.
La gran brecha de género que existe a nivel mundial ha puesto de manifiesto la necesidad de que efectuemos acciones concretas con el fin de aproximarnos a la tan anhelada equidad. Es así que en el 2015 se adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), dentro de los cuales encontramos el ODS 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas.
La brecha de género ha sido gestada históricamente por nuestra misma sociedad a través de estructuras jerarquizadas en las que el género masculino se ha impuesto sobre el femenino. Esta construcción social ha irrumpido en diferentes ámbitos de la sociedad y el mundo empresarial no es ajeno a ello.
De ahí que el techo de cristal, entendido como ese conjunto de barreras invisibles o imperceptibles que impide a las mujeres alcanzar posiciones de liderazgo en las organizaciones, se traduzca en data contundente: según el Ranking PAR 2018 de Aequales, las posiciones de dirección de 137 empresas privadas están ocupadas en un 19% por mujeres, frente a un 81% de hombres.
Techo de cristal en el Sector Privado 2018
La brecha salarial, por su parte, asciende hasta un 25% en el segundo nivel (subgerencias y jefaturas) según data del mismo Ranking, lo que significa que para una misma posición con funciones similares, las mujeres ganan un 25% menos respecto a sus pares hombres (en la mayoría de casos, esto se relaciona directamente con los sesgos inconscientes o a la falta de negociación de las mujeres). Si expandimos nuestra mirada, a nivel mundial las mujeres ganan 77 centavos por cada dólar ganado por un hombre haciendo el mismo trabajo, según el PNUD.
En este escenario se vuelve imperativo construir un espacio conjunto para alcanzar el ODS 5. En respuesta a ello, en Aequales, conociendo el rol crucial que las empresas cumplen en el cambio social, venimos impulsando desde el año pasado la Comunidad PAR, que reúne a empresas comprometidas en promover la equidad de género y consolidar un espacio de diálogo y aprendizaje constante sobre el tema.
La Comunidad se reúne de forma periódica a compartir prácticas empresariales concretas que disminuyan el impacto de los sesgos inconscientes, que concilien la vida laboral con la vida familiar/personal, que deconstruyan estereotipos de género, entre otras buenas prácticas laborales que, desde nuestras posiciones, podemos incorporar para reducir la brecha y así contribuir al desarrollo sostenible.
Hoy, 25 organizaciones conformamos la Comunidad PAR: Aequales, Sodimac-Maestro, Hoteles Marriott, Arca Continental Lindley, PwC, Telefónica, Supermercados Peruanos, Pfizer, Falabella, Scotiabank, Crediscotia, SCI, Lazo De Romaña & CMB Abogados, 3M, Konecta, Sodexo, Herbalife, Reckitt Benckiser, Adidas, APC Corporación, Cencosud, Interbank, Citibank, FinancieraOh! e Indecopi.
De esta forma, la adhesión del sector empresarial para reducir las brechas de género se torna sólida, con la mirada puesta en hacer sostenible este cambio de mentalidad en el tiempo. Hoy podemos decir con certeza que existen organizaciones con objetivos específicos trazados para mitigar la desigualdad de género, primero en nuestros propios espacios, y mañana más tarde en la sociedad en general. Son los pequeños cambios los que empiezan a mover la aguja en términos de equidad de género.
Finalmente, y como dato adicional, según un estudio de Catalyst, las compañías con más mujeres en posiciones de liderazgo tendrían un 34% más de retorno para el accionariado que aquellas que no; además, las organizaciones con mujeres en el directorio tienen un 26% más de retorno en el capital invertido. No obstante, la equidad de género no debe concernirnos únicamente por los beneficios económicos directos sobre las organizaciones o por su categoría de ODS sino como un verdadero y necesario punto de partida para alcanzar otros objetivos de desarrollo sostenible. En la medida que reconozcamos esto, seremos capaces trabajar en conjunto para generar un impacto real, en igualdad de condiciones y oportunidades, valorando nuestras diferencias y reconociendo el valor de una pluralidad de talentos inagotable.
Andrea Cabello
Consultora de Aequales, empresa social enfocada en transformar las organizaciones a través de la equidad de género y la diversidad, promoviendo condiciones y oportunidades laborales equitativas para hombres y mujeres.