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Mujeres Que Transforman es una plataforma que busca visibilizar los emprendimientos que realizan las mujeres en el Perú, así como las problemáticas y desafíos al que se enfrentan día tras día.

La ingeniera que creó el dron para medir la calidad del aire

Mónica Abarca tiene solo 26 años y ya tiene varios logros que compartir en el objetivo común de conservar el medio ambiente. Esta licenciada en ingeniería mecatrónica desarrolló un dron que mide la calidad del aire y está equipado para resistir bajas temperaturas, lluvia y viento, es decir, para soportar el clima en las zonas donde hay actividad minera. Su creación es un paso más en el camino de controlar y reducir las emisiones que contaminan y dañan irremediablemente nuestro entorno.

Aunque cuando ingresó a la universidad estuvo a punto de elegir la carrera de ingeniería de Telecomunicaciones, pronto se inclinó por el camino que la llevaría a realizarse profesional y personalmente. Mónica labró, a punta de esfuerzo, su éxito presente. En el 2015, ganó una beca para hacer una pasantía en la Universidad Singularity, parte del centro de investigaciones de la mismísima NASA. Cuando retornó de Estados Unidos, en noviembre de ese mismo año, decidió tomar vuelo (y esto no es una metáfora).

En el cuarto piso del pabellón O de la Universidad Católica, donde se reúne con su equipo para perfeccionar su invento, que nació como su tesis de licenciatura, Mónica nos habla de lo inicios y el desarrollo de Qaira, que no es más un proyecto. Ahora es una marca. Una marca de tecnología medioambiental de punta.

Mónica y quienes que fueron sus profesores: Francisco Cuéllar y Carlos Saito, son ahora socios en Qaira, empresa en la que actualmente la Universidad Católica también tiene acciones. Nombrada así por su significado en inglés “Quality of Air Automation”, la empresa que empezó con el esfuerzo y talento de tres personas, hoy tiene siete integrantes: dos mujeres y cinco hombres. “Lo que nos ayuda es que la universidad nos paga un sueldo mensual por ser investigadores y docentes. Y gracias al contacto con los alumnos, podemos mapear talentos”, nos comenta Mónica.

La ingeniera y su equipo han desarrollado dos formas de medir la calidad del aire. La primera, y la más conocida, son los drones usados principalmente en zonas mineras (producto que está dirigido a empresas extractivas, naturalmente) y otra forma, que es más bien estática, está orientada a gobiernos locales. Se trata de una especie de BB8 de Star Wars, como Mónica misma nos lo describe. Estos aparatos se colocan en cualquier lugar y su complejo proceso de automatización se reduce a unas pequeñas luces aptas para la lectura de cualquier público.

“Hemos hecho mediciones puntuales en La Oroya y Ventanilla con la OEFA (Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental). Generalmente cuando vamos con el dron para medir la calidad del aire es porque es una zona crítica, porque se quiere cuantificar lo que ya se presume o sospecha”, nos explica Mónica.

Aunque suene increíble, la zona más crítica que han cuantificado fue en Ventanilla, donde hay una zona industrial con fábricas que trabajaban con productos químicos. En el aire se encontró azufre, polvo y otros elementos tóxicos que los habitantes de los asentamientos humanos aledaños respiraban.

La joven ingeniera también es deportista: juega básquet. Si uno coloca su nombre en Google, saltan a la vista decenas de resultados acerca de sus logros, algo que a ella la motiva sobre todo por una razón: esa visibilidad le permite llegar a las autoridades para hacer un llamado para que se invierta más en investigación. “La automatización era la carrera del futuro. En realidad ya no es del futuro sino del presente. Con todo lo de robótica que hay hoy en día, creo que tomé la decisión correcta. Y muchas más mujeres deberían tener las mismas oportunidades para seguir eligiendo este camino”.

Preguntarle sobre el futuro a una mujer de ciencias y certezas no es tan sencillo. Para Mónica solo hay un objetivo en el futuro próximo, que QAIRa funcione, que crezca y que finalmente puedan formar parte de una empresa más grande, ampliar su público y las posibilidades para seguir investigando.


Laura Grados
Periodista. Escribe en Utero.pe