Tejer el futuro con valentía
Iris Chero lleva el arte en las manos por herencia familiar. Las malas experiencias en un mundo laboral agresivo y muchas plagado de abuso la llevaron a dedicarse por completo a la artesanía. En el 2017, ante las inundaciones en Piura, unió a las artesanas de Pedregal Chico para superar el desastre.
Desde los ocho años, aprendió a tejer con paja toquilla, material con el que se elaboran los sombreros piuranos. En su comunidad, Pedregal Chico, el arte del tejido es una tradición. “Esto es una herencia de nuestros ancestros, de generación en generación. Mi mamá tejía, mis abuelitas también”, dice Iris Chero Mendoza, Gran Maestra de la Artesanía Piurana.
El camino de Iris para llegar a ser una emprendedora reconocida se caracteriza por decisiones que reflejan su búsqueda de independencia. Desde que aprendió, nunca dejó de tejer. Cuando estuvo en el colegio, combinaba sus tareas escolares con el arte. La situación cambió un poco cuando estudió secretariado ejecutivo en la universidad. “De ahí sacaba para mis pasajes. A veces tenía que tejer un sombrero en dos días para luego venderlo”.
Cuando acabó la carrera, Iris empezó a trabajar en su especialidad, pero fue víctima y testigo de cómo los derechos laborales no se respetan en Perú. Ahí es que decidió dedicarse por completo a la artesanía.
“Terminé mi carrera y quise trabajar en mi especialidad, pero mucho me explotaban. Ya tenía a mi hija y quería pedir permiso en mi trabajo, pero no me lo dieron. Entonces dije no, mejor me pongo a tejer y estoy con mi familia”.
Se unió a una asociación de artesanas de Piura, pero, ante la falta de espacios para las tejedoras de Pedregal Chico, decidió separarse.
“Como no nos invitaban a participar en eventos, decidimos formar nuestra propia asociación. Tejíamos, llevábamos nuestros productos a Catacaos, nos capacitamos y poco a poco nos hicimos conocidas en Piura y en todo el país”.
Iris tenía 24 años en 1999 cuando fundó la Asociación de Tejedoras de Pedregal Chico. Empezaron con 34 socios y, tras casi veinte años, ahora son 170. “Nos hemos capacitado, hemos participado en eventos nacionales e internacionales. Hemos ido adquiriendo experiencia. Tejemos para poder darle estudios a nuestros hijos, sí es posible, es rentable”.
Desde que tomó la decisión de dedicarse por completo al tejido artesanal, Iris siempre dio señales de querer mejorar en lo que hacía y no tuvo miedo a arriesgar. A pesar que le decían que no le iba a servir mucho, llevó cursos y se capacitó en diversas instituciones como el Ministerio de Trabajo, Produce o Promperú. “Me decían que era una pérdida de tiempo, pero al final gané premios”, resalta Iris, quien cuenta con orgullo que ha llegado a ser representante peruana en ferias artesanales en Estados Unidos.
La misma valentía que ha mostrado Iris Chero a lo largo de su carrera como artesana, la llevaron a superar las consecuencias de las inundaciones por El Niño Costero en 2017. Recuerda que perdió casi todo su material de tejido, pero no el talento ni las ganas por trabajar. Ante la tragedia, las artesanas de Pedregal Chico redoblaron esfuerzos y pudieron seguir adelante.
*Foto Portada: cortesía CARE PERÚ.
*Contenido realizado con la colaboración con CARE PERÚ
*Agradecimiento especial a PNUD-Perú por autorizar el uso de las imágenes que ilustran la nota. https://pnudperu.exposure.co/manos-de-la-reconstruccion
Jorge Paucar
Periodista. Escribe en Lamula.pe