Emprendimiento femenino como empoderamiento femenino
Las mujeres comenzamos todos los partidos con el marcador en contra. Dicho de esta forma, pareciera que pretendo ser controvertida, aunque cuando tenemos los indicadores en la mano, es difícil refutar que existen desventajas estructurales insertadas en el ADN social, institucional y corporativo. Por ello, el emprendimiento femenino se está abriendo camino en el mercado como una vía de salida a la desigualdad y un camino de empoderamiento para alcanzar el tan justo y necesario equilibrio.
Los indicadores de desigualdad son alarmantes. De los 702 millones de personas que vivían en pobreza extrema a nivel mundial para el 2015, el 70% eran mujeres y niñas. Realizamos el 66% del trabajo del mundo (tanto remunerado como no remunerado) pero solo ganamos el 10% del ingreso mundial.
Además, somos las más perjudicadas por la corrupción, esa lacra que se come S/13,000 millones cada año en el Perú. Desde el sistema judicial, que permite en ocasiones la impunidad de agresores y violadores, pasando por la necesidad de pagar por servicios estatales supuestamente gratuitos. Como principales usuarias de servicios públicos, sufrimos aún más -si cabe- sus disfuncionalidades.
Como contrapeso, las nuevas tecnologías nos dotan de más oportunidades que nunca para crear y levantar un negocio. En Perú, tenemos el orgullo de contar con una de las tasas más altas de emprendimiento femenino en toda la región. Solo Costa Rica nos supera. Además, nuestro país ocupa el primer lugar en la región y es el número 11 en el mundo en cuanto a negocios dirigidos por mujeres, con un 28%, de acuerdo con la segunda edición del Índice de Mujeres Emprendedoras de Mastercard (MIWE).
Emprendimiento por necesidad vs Emprendimiento por oportunidad
Según el Observatorio Estratégico de la Alianza del Pacífico, en el Perú los emprendedores se concentran en el segmento medio del ingreso, con un 62% de emprendedores en dicho nivel vs 41% de emprendedoras. En su estudio, concluyen que un alto porcentaje de mujeres opta por mantener su negocio como pequeño o mediano para equilibrar su tiempo con la familia. Y es que debemos recordar que las peruanas trabajan 9 horas más que los hombres cada semana.
El emprendimiento femenino es un negocio responsable
Las mujeres somos las prestatarias más responsables del mundo, devolviendo nuestros microcréditos con una tasa de morosidad del 3%. Además, utilizamos menos dinero para arrancar un negocio. De hecho, un estudio realizado por el Global Entrepreneurship Monitor en los EE. UU.determinó que el capital promedio en el caso de las mujeres era de $10,000, la mitad que los hombres en el mismo estadio de su emprendimiento.
En el Perú el 60% de los créditos a microempresas son otorgados a mujeres.
¿Y las herramientas?
El acceso cada vez más universal y económico a la información es también una poderosa herramienta para cerrar la brecha de educación, tan vinculada al poder adquisitivo, las distancias geográficas, el idioma e incluso el origen racial, pero también relacionada directamente al éxito de los emprendimientos.
Se han creado incluso plataformas específicamente para nosotras, como Mujeres ConnectAmericas, iniciativa que parte del BID, que incluye cursos gratuitos, webinars, estrategias y métodos para desarrollar nuestro negocio. A nivel local, podemos acceder a programas como el Centro de Desarrollo Empresarial del Ministerio de la Producción y el Programa Perú Responsable del Ministerio de Trabajo, así como iniciativas municipales como Emprende Mujer en Miraflores- Lima.
A la par, existen iniciativas destinadas a crear redes de emprendedoras e intercambio de conocimiento efectivo, como nuestro Programa WomenDoing Business, un espacio en el que se realizan encuentros sectoriales mensuales entre mujeres de distintas profesiones y con distintos perfiles, que tienen como objetivo visibilizar modelos de emprendimiento femenino que modelen patrones de éxito.
Las brechas están, son una realidad, pero las herramientas para cerrarlas también, y nuestra tarea es emprender empleando la capacidad de trabajo, planificación, inteligencia y visión holística que nos caracterizan, en aras de hacer de la independencia económica un camino hacia un ejercicio de nuestros derechos en libertad y sin cortapisas.
Natalia Manso Álvarez
Fundadora de The Office Centro de Negocios