El otro partido por jugar
Feminicidios, acosos sexuales, violaciones. Son algunas palabras dolorosas pero recurrentes que a diario escuchamos y leemos en medios de comunicación. Y es que el asesinato de una mujer por un hombre solo por el hecho de sentirse con el poder de abusar, sabiéndola “débil”, es la terminación de algo tan naturalizado en nuestro país como el hecho de darle más privilegios a los niños que a las niñas. Es relevante en este contexto, tener una lectura sobre cuáles son los puntos que se tienen que abordar, y así exigir a las autoridades políticas públicas que puedan resolver varias de estas demandas.
De acuerdo con la Encuesta de Percepción sobre Calidad de Vida en Lima y Callao de Lima Cómo Vamos del 2017, los tipos de delito en los que las mujeres presentan las cifras más altas de victimización frente a los hombres son dos: robos callejeros y acoso sexual callejero. Tanto en Lima (26.6%) como en Callao (21.6%), las mujeres que fueron víctimas de robos superan a los hombres en 4 puntos porcentuales. Por otro lado, alrededor del 30% de mujeres en Lima y Callao señalan haber sido víctimas de acoso sexual callejero en los últimos 12 meses. Es decir, en Lima y Callao, 3 de cada 10 mujeres indicó haber sufrido de acoso sexual callejero en el último año. A pesar de ello, el acoso o falta de respeto hacia la mujer ocupa el octavo lugar en la lista de problemas de seguridad ciudadana que más afectan el lugar donde viven (1.3% en Lima; 1.0% en Callao). Lideran esta lista, el robo callejero (52.2% en Lima; 40% en Callao), drogadicción o venta de drogas (15.6% en Lima; 26.3% en Callao), y robos en las viviendas (14.1% en Lima; 13.8% en Callao). En otras palabras, la seguridad de las mujeres no es un tema relevante en la agenda de seguridad.
Y si consideramos que existe una asociación en temas de movilidad y transporte con la seguridad que afectan directamente a las mujeres, y que corroboran estadísticas crudas respecto a su percepción con la ciudad, el panorama se torna aún más adverso: ll menos el 32% de mujeres en Lima manifiesta haber sido víctima de acoso sexual en el transporte público. Similar cifra es la que dan cuenta las chalacas (31.9%).
A estos datos, nuevamente desfavorables para la seguridad de la mujer en Lima y Callao, se suma el hecho que la caminata es un modo de viaje crucial en su cotidianidad, pero las calles no son ni seguras ni amigables con ellas a pesar que ellas son quienes caminan más. El 65% de limeñas y 84% de chalacas indica que camina en sus viajes de trabajo o estudio, mientras que solo el 58.6% de hombres limeños y 63.8% de chalacos camina en estos viajes.
¿Por qué esa diferencia? desigualdad. Los hombres usan más el auto privado: 14% en Lima y 13% en Callao, mientras que las mujeres lo usan en 6% en Lima y 11% en Callao. En una ciudad donde no solo utilizamos un solo medio de transporte, por lo que es necesario articular acciones de seguridad, mejoras de infraestructura y condiciones para que todos puedan sentirse a salvo en su propia ciudad.
Brechas en educación
La educación es otro factor que se debe poner bajo lupa en la composición del rol de la mujer en la ciudad. Desde la tasa de matrícula urbana en inicial se evidencia una diferencia: existe una mayor tasa de matrícula de niños (46,0%) en comparación de las niñas (41,5%) (INEI).
A pesar que esta brecha ha ido disminuyendo, recordemos que el embarazo adolescente en nuestro país sigue siendo una tarea por resolver, y constituye una de las principales razones para el abandono entre adolescentes en edad escolar. El 14% de las adolescentes peruanas son madres o están embarazadas (Save The Children), siendo las regiones rurales, especialmente en la zona de la selva, las que tienen el mayor registro de embarazos. Por otro lado, también existe un considerable número de embarazos adolescentes en zonas urbano marginales de Lima, Callao, Tumbes e Ica según la misma institución.
Ellas ganan menos
Como consecuencia de estas desigualdades, es de esperarse que los ingresos entre hombres y mujeres en el Perú sean diferenciados también. Actualmente, existe una brecha en los ingresos de 600,4 soles a favor de los hombres, quienes perciben en promedio 1797,8 soles, mientras que las mujeres ganan un promedio de 1197,4 soles (INEI).
La brecha de ingresos más grande es la del grupo etario por encima de los 45 años, donde las mujeres ganan el 63% del ingreso de los hombres, y la menor brecha está entre los jóvenes, donde las mujeres ganan el 78,3% del ingreso de los hombres.
El acceso a educación para las mujeres es un asunto clave: la brecha de ingresos entre mujeres y hombres con educación superior es la menor, representando el ingreso de las mujeres el 70,1% del ingreso de los hombres. Lamentablemente, incluso en condiciones de una educación mayor, la desigualdad persiste.
Cultura ciudadana
Finalmente, pero no menos importante, se puede observar que gran parte de mujeres se sienten excluidas en la ciudad. Esta no está diseñada para resolver sus demandas y necesidades. Se sienten discriminadas en su propia ciudad: ser mujer es el segundo principal factor de discriminación alcanzando un 17.1% de todas las personas que se sintieron discriminados en Lima, y el 17.9% en Callao. Pero, al analizar los resultados por género, es decir, para las mujeres, el solo hecho de serlo, es el principal motivo de discriminación para limeñas y chalacas.
Las cifras y el análisis nos permiten ver la realidad en este caso, las condiciones nada parejas para las mujeres en Lima y Callao. Sin embargo, es tarea de todos poner en agenda estos temas, transversales sí, menos populares que el fútbol, definitivamente. Pero necesarios y urgentes, para no seguir lamentando, en gran medida, muertes de mujeres que nacieron con la cancha inclinada.