¿De qué manera las adolescentes peruanas puedan acelerar el progreso del país? Ellas tienen el potencial para contribuir al bienestar de sus familias y comunidades; y el Estado y la sociedad, la responsabilidad de asegurar sus derechos y ofrecerles las oportunidades para cultivarlo y capitalizarlo.
En el Perú, existen cerca de tres millones de adolescentes mujeres de 10 a 19 años de edad. Una gran proporción vive en condiciones de pobreza y exclusión. Lograr que puedan ejercer sus derechos humanos es brindarles un horizonte de oportunidades que tendrá el efecto acumulativo de incrementar el bienestar en los hogares y el país en su conjunto.
¿Por qué sostenemos que invertir estratégicamente en asegurar sus derechos es fundamental para que desplieguen su potencial y contribuyan a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)? Aquí presentamos algunas respuestas.
1 | Genera servicios de calidad que retornan como desarrollo humano
Una oferta de servicios públicos de salud y educación universal y de calidad que incluya la educación sexual integral es fundamental para que puedan crecer saludables, tomar decisiones informadas, participar en las decisiones que conciernen su bienestar y disponer de herramientas para planificar sus vidas, alcanzar sus objetivos y ser agentes de desarrollo. Cuando ello sucede, los países se benefician de una fuerza productiva y una ciudadanía empoderada compuesta por millones de mujeres.
Invertir en la educación de las niñas y adolescentes ayuda a retrasar las uniones y embarazos precoces que tienen un impacto significativo en su desarrollo y en la economía de sus hogares, especialmente en aquellos más pobres. 59% menos niñas quedarían embarazadas si todas tuvieran educación secundaria de calidad, según el Informe de Seguimiento de la EPT en el mundo, publicado por UNESCO. Cada año de educación secundaria adicional puede reducir la probabilidad de un matrimonio temprano o nacimiento antes de los 18 años en al menos 5%, de acuerdo con un informe del Banco Mundial.
Una niña peruana de 10 años podría contar con un ingreso individual de USD 38,454 al cumplir 25 años si se invierte hoy para que complete su educación secundaria y prevenga un embarazo durante la adolescencia, más del doble del ingreso que obtendría de no realizarse estas inversiones (USD 18,288 según cálculos presentados en el informe del UNFPA, Estado de la Población Mundial 2016.
2 | Alienta la permanencia en la escuela y la acumulación de capital humano
Cuando las niñas y adolescentes reciben una educación de calidad y permanecen en la escuela, tienen mayores oportunidades para acceder al mercado laboral remunerado y contribuir con su talento y productividad a la acumulación de capital humano y al progreso de sus sociedades y países. Por lo contrario, cuando abandonan la educación, tienen mayores dificultades para encontrar un empleo de calidad y salir de la pobreza.
La educación tiene efectos positivos en los ingresos individuales y el crecimiento económico. Uno de los logros educativos más importantes del Perú en los últimos años fue la paridad en el acceso a la educación escolar entre hombres y mujeres. Una tarea pendiente es asegurar una educación escolar de calidad que incluya educación sexual integral con enfoque de género y derechos humanos y basada en el conocimiento científico, así como garantizar entornos escolares libres de violencia y que promuevan los derechos de las y los adolescentes.
3 | Combate la violencia y las prácticas nocivas
Anualmente, Perú pierde más de USD 6.7 mil millones por situaciones de violencia contra la mujer, según un estudio publicado por la USMP y la GIZ en 2013. Esta cifra se multiplicaría, si se pudiera calcular el costo de perder el talento de mujeres que producto de violencia física y sexual, uniones forzadas y embarazos en la adolescencia vieron recortadas sus posibilidades de insertarse exitosamente en el mercado laboral.
Invertir en los derechos de las adolescentes implica crear políticas y acciones clave para prevenir, identificar, denunciar y eliminar estas prácticas, así como generar cambios sociales y culturales que destierren los estereotipos y prejuicios que se encuentran en la base de éstas. Son condiciones indispensables para alcanzar sociedades más pacíficas y prósperas.
4 | Impulsa el crecimiento en una etapa clave para el Perú
El Perú aún tiene la oportunidad de capitalizar dos bonos clave para impulsar su desarrollo económico y social. El bono demográfico que surge del aprovechamiento de la fuerza productiva de la generación más numerosa, informada y educada de jóvenes que ha tenido el país. Y el bono de género producto de la mayor participación de la mujer en la vida productiva, en actividades económicas que generan mayor valor y en su posibilidad de tomar decisiones informadas sobre su vida reproductiva y planificar sus familias.
Las adolescentes se encuentran en un proceso de desarrollo físico, intelectual y emocional que determinará la vida que tengan cuando adultas. Esta etapa constituye un terreno fértil para fortalecer valores, acumular conocimientos y construir habilidades. Es también el momento para ofrecerles un entorno favorable para el ejercicio de sus derechos, sin barreras que dificulten su desarrollo, generando políticas y programas que atiendan sus necesidades y transformando las normas y prácticas socioculturales que las excluyen y perpetúan la desigualdad y la violencia para hacer realidad estos bonos.
5 | Al llegar a la adultez, las mujeres multiplican las inversiones en ellas
Cada año adicional de educación primaria que recibe una adolescente supone un incremento de entre 10% al 20% en su futuro salario, según una investigación del Banco Mundial. Cuando un 10% más de adolescentes mujeres asiste al colegio, el PBI de cada país aumenta en promedio un 3% de acuerdo con un reporte de la Alianza Global para la Educación.
En promedio, 9 de cada 10 dólares ganados por mujeres que han culminado su educación son reinvertidos en sus familias según la Iniciativa Global Clinton. Ello indica una fuerte correlación entre la mejora de las oportunidades educativas y laborales de las mujeres, y el incremento en el bienestar económico de sus familias.
6 | Disminuye la pobreza en los hogares
Actualmente, 14 de cada 100 adolescentes peruanas están embarazadas o son madres. En regiones de la Selva y entre las más pobres, esta proporción se incrementa hasta en 1 de cada 4, según la ENDES 2017. Las adolescentes en situación de pobreza que quedan embarazadas suelen abandonar la escuela y tienen mayores dificultades para lograr una formación que les permita acceder a oportunidades de empleo de calidad. Como consecuencia sus hogares se ven empobrecidos.
Ofrecer educación sexual integral en la escuela, así como consejería, información e insumos anticonceptivos, adecuada a su etapa de desarrollo es fundamental para que prevengan embarazos no planificados, corran menor riesgo de sufrir violencia y puedan, si así lo desean, formar un hogar cuando estén más preparadas para ello.
7 | Resuelve desigualdades para no dejar a nadie atrás
Las mujeres peruanas son monetariamente más pobres que los hombres, diferencia que se amplía después de la adolescencia. Esta situación no ha cambiado sustantivamente en los últimas dos décadas, según datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) aplicada por el INEI.
Las adolescentes enfrentan condiciones desventajosas para salir adelante en comparación con sus pares hombres por el hecho de ser mujeres. Lo demuestran las estadísticas sobre violencia, ocupación en trabajo doméstico no remunerado y embarazos tempranos. En aquellas adolescentes de zonas rurales, indígenas o pobres se acentúa más la exclusión. Asegurar los derechos de esta población conduce a cerrar las brechas de desigualdad y acerca el país alcanzar la Agenda2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
* El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) es la agencia de las Naciones Unidas que trabaja para asegurar que cada embarazo sea planeado, cada parto sea seguro y cada persona joven alcance su pleno potencial.
Artículo publicado por UNFPA. Síguelos en Facebook y Twitter.