Hay menos científicas no porque los varones sean mejores sino porque hay menos oportunidades para las mujeres
Las científicas e ingenieras peruanas trabajan en conservación de metales, prevención de enfermedades tropicales, en flora y fauna para la industria, en desarrollar nanomateriales, entre otros temas. Durante el pregrado, suelen estar en igual de condiciones que sus pares varones, pero al momento de terminar la universidad empiezan e enfrentarse a las brechas y discriminación por su género. No es que no quieran seguir la carrera, ocurre que las cosas no son parejas.
“La labor de la científica peruana es dura, porque debe enfrentarse a realidades distintas de los varones, como la familia, los hijos. Hay espacios en los que solo hay docentes o carreras de varones, pues piensan que la mujeres son blandas, o que por ser madres ya no se van a dedicar a la ciencia. Hay menos científicas, menos ingenieras no por no ser mejores que los varones sino porque hay menos oportunidades, menos posibilidades por no haber cuota de género, porque las becas no toman en cuenta que una puede ser mamá”, cuenta Sofía Quiroz integrante de En Órbita, una asociación civil sin fines de lucro desde la que busca generar conciencia de los beneficios de la ciencia y la cultura para la sociedad.
Esta nueva iniciativa que lleva adelante al lado de Alejandra Devescovi, Gabriela Bertone, Wendy Victorero, Gisella Orjeda y José Cantuarias tiene un objetivo claro y un escenario necesitado de cambio.
“Queremos que la gente entienda que la ciencia puede ser fácil, que está en lo cotidiano. Y que muchas peruanas transforman la sociedad a través de ella”, dicen Sofía, Alejandra y Gabriela.
“En Órbita quiere ser una institución que articule la sociedad con la academia, y también con la industria. No tenemos ese vínculo y es muy necesario porque mucha gente, incluidas personas instruidas, no tiene idea de qué es ciencia e innovación, para qué sirven. El Perú tiene mucho potencial para ser un país desarrollado de la mano de la ciencia y de la innovación”, dice Sofía (34, ingeniera en gestión empresarial).
El propósito de En Orbita es, en suma, visibilizar la labor científica en el país: “Nos gusta la idea de ayudar a otros a crecer, compartir el conocimiento y desarrollar proyectos de impacto para comunidades… Queremos juntar arte, ciencia y comunicación para hacer que el conocimiento y los descubrimientos científicos sean amigables y accesibles para todos”, dice la web de esta organización que es por estos días una de las iniciativas que anima a la ex presidenta de Concytec Gisella Orjeda. Contribuir a visibilizar el trabajo y el aporte de las mujeres en la ciencia es uno de sus principales objetivos.
Precisamente, lo que ellas desean es dar una cuota de género que no tiene el país.
“Queremos incentivar a las mujeres a que estudien carreras de investigación, empoderar a las investigadoras que ya están en curso, haciendo investigación en laboratorio pero que no han tenido exposición”, explica Gabriela Bertone (42, arquéologa y bióloga).
Alejandra (42, comunicadora) indica que en paralelo a esto, planean viajar al interior del país y proyectar videos y documentales científicos en colegios “para que las niñas puedan darse cuenta de que ellas tienen tantas habilidades como los hombres para estar en el mundo científico”.
Cada esfuerzo por clarificar lo que es ciencia y generar entusiasmo popular sobre ella es un beneficio para la sociedad. Y las chicas de En Órbita quieren romper los paradigmas, comunicar, difundir ciencia. No se trata solamente de divulgar, sino también que las investigadoras sepan que es importante saber transmitir sus ideas, sus inventos, su trabajo a la sociedad. El punto es dar buena información y una cultura científica.
“Dar a la sociedad buena información, de calidad, para que tome buenas decisiones en la vida cotidiana. Hay muchos mitos entre la gente, y la ciencia los rompe. Por ejemplo el uso y abuso de antibióticos, de jabones antibacteriales, desde la lactancia materna hasta la compra de un champú. Con la ciencia se demuestra que muchas de las cosas que creemos y hacemos son erróneas. Necesitamos de la ciencia para desterrar un montón de mitos que inciden en nuestra salud”, añade Gabriela.
Debemos entender la ciencia como una metodología para aprender la realidad. No es un dogma, es una metodología que busca la realidad, no la verdad. Es absolutamente perfectible, no es algo verdadero. “Es la mejor manera de comprender y aprender la realidad y a través de ello transformar la tecnología e innovación, mejorarla”, dicen.
Lo que viene
Alejandra cuenta que a fines de agosto lanzarán la versión peruana de “Mi tesis en tres minutos’, un concurso entre estudiantes doctorales de universidades públicas en el que deben explicar ante una audiencia libre el tema de su tesis en 180 segundos, con un lenguaje no especializado: ciencia y comunicación.
Alberto Ñiquen
Periodista. Editor de Lamula.pe