Lo que está detrás de Time’s Up
Hay quienes dedicamos parte de nuestro tiempo de ocio al cine o a disfrutar una película en casa, en dichas actividades apreciamos el talento de nuestros artistas favoritos/as. Lo que muchas veces no comprendemos es que detrás de esas pantallas existen personas de carne y hueso, personas que trabajan para vivir y que, al igual que todos, tienen problemas, líos amorosos, decepciones, luchas constantes en el mundo laboral y, sobre todo, sufren la discriminación y las brechas sociales en su propio mundo – porque sí hay jerarquías y brechas en todos lados.
“Time´s up” es el nombre de la campaña que se dio a conocer en la última gala de los Globos de Oro y que visibiliza el horror detrás de esa pantalla a raíz de voces que se han levantado revelando casos de acoso y de abuso sexual a causa de la terrible discriminación y violencia por razones de género que aqueja nuestra sociedad. Pero ojo, si esto pasa en esta millonaria industria, pongámonos a pensar ¿¡Qué pasa en los sectores menos privilegiados!? Allí las posibilidades de hacerse escuchar, de optar por una salida judicial, incluso de que te crean, son muchísimo más reducidas.
Sin duda alguna es sumamente rescatable que estas actrices y figuras del espectáculo de Hollywood utilicen su privilegio, su fama y su posibilidad de ser escuchadas por millones de personas para dar a conocer una problemática que acontece en todos los espacios y formas de trabajo. Además, tampoco es un secreto que lo que digan las personas de renombre genera un impacto muchísimo mayor que si lo dijera alguien a quien nadie conoce.
Por ello es loable el discurso de Oprah Winfrey en el que es enfática en mencionar a todas las mujeres, incluyendo a aquellas a quienes muchas veces la sociedad no les otorga posibilidades de ser escuchadas: trabajadoras del hogar, trabajadoras de fábricas, meseras, (e incluiría aquí a las mujeres trans, trabajadoras sexuales y aquellas que tienen alguna discapacidad); porque son ellas a quienes nadie escucha, son ellas cuya batalla es, tal vez, la más difícil, son ellas las que por mucho tiempo vienen siendo invisibilizadas.
En una sociedad en la que existe una extrapolación jerarquizada de géneros en la que lo masculino se impone sobre los demás, es inevitable que esta situación genere situaciones de poder. El espacio laboral es un ámbito en el que, por su propia naturaleza, se establecen relaciones de poder, pero ¿qué sucede cuando a esa natural relación laboral de poder le sumamos la abominable imposición de lo masculino sobre lo femenino?
En realidad, el tiempo ha empezado para que alcemos la voz ante la injusticia y para que escuchemos a quienes por mucho tiempo no hemos escuchado. Y, además, ha empezado el tiempo de entender que somos una sociedad segregada en la que, lamentablemente, quienes se llevan la parte más difícil son los más pobres, los no blancos, las personas de la comunidad LGTBI, las personas con discapacidad, entre otros grupos que muchas veces son excluidos del debate. Nuestra tarea hoy es aprovechar la coyuntura y estar dispuestos/as, indistintamente de nuestro género, a abrir nuestra mente y entender la real magnitud del problema.
Andrea Cabello
Consultora de Aequales.