Hace un año le confirmaron que iba a ser una de las 14 mujeres en participar en el rally más duro del mundo. Fernanda Kanno (34), periodista, es la primera mujer peruana en correr el Dakar. Y lo hará a bordo de su vehículo predilecto: una camioneta.
Aún no termina de asimilar cómo es que empezó a fraguarse el sueño de toda su vida. Ese que nació casi desde que tiene uso de razón. “Toda mi vida me han gustado los carros, las camionetas sobre todo. Mi papá siempre tuvo camionetas 4×4, siempre le gustó viajar, ir a pescar, pasaba horas de horas sentada a su lado”, nos cuenta.
Así, casi como una cuestión hereditaria, nació su pasión por los fierros, por las incontables travesías por trochas, cerros y quebradas.
“Siempre me dije, ‘cuando sea grande, voy a tener una camioneta’, y cuando fui creciendo, se lo prometí a mi papá, le dije que me iba a comprar una camioneta bien equipada para irnos a ‘dunear’ (recorrer las dunas). Además, él ama las carreras, hubiera sido feliz como corredor de autos, pero bueno, es ingeniero, por ello siento que también estoy cumpliendo un poco su sueño”.
La de Fernanda es una historia atípica. No es la de esa persona predestinada, como Messi que nació para jugar al fútbol y encandilar al mundo con un balón. No, la de ella es una historia a contracorriente, cincelada por los recuerdos de su niñez. Aprendió a conducir hace apenas siete años, cuando se compró su primera camioneta. Y la primera vez que dejó el asiento del copiloto y tomó el timón, sintió miedo. Pero siguió adelante, sabía que era lo suyo. Nunca dudó que iba a lograr lo que se había propuesto: correr el Rally Dakar. No la detuvo tener cero experiencia; tampoco tenía idea de cómo lograrlo. Pero como en toda historia de perseverancia, el azar hizo su trabajo.
Su pasión por las camionetas la llevó a toparse con las personas correctas. Así conoció a los que ahora son sus compañeros de aventura. Y hasta los astros parecieron alinearse: casi en paralelo a su salida de la televisión, porque el programa que tenía en América Televisión no iba a seguir al aire, la organización del Dakar le confirmó que había sido admitida en el rally.
“Tuve algunas propuestas (de trabajo), pero las dejé de lado porque tienes que respetar tu sueño. Y es un sueño grande. Tuve que dedicarle el 100% de todo lo que soy y de todo lo que tengo”, relata.
A la ‘China’, como la llaman con cariño sus amigos, se le humedecen los ojos cuando hace el recuento de el camino corto pero intenso que ha recorrido. Entrena muy duro para estar física y mentalmente a punto, y afina a la “Cero”, una vieja Toyota Land Cruiser de los 90, que alguna vez fue un patrullero de la Policía, que fue comprada en una subasta a precio de ganga y que ahora está lista para la alta competencia.
«No veo mi paso por el Dakar como una mujer en la carrera más dura del mundo. Lo veo como una persona común y corriente que está cumpliendo un sueño muy grande, independientemente de si es hombre o mujer».
Así parece que se quita la presión de encima. Como un mecanismo de defensa. Pero cree en las cosas que dice, y sobre todo en las que hace. Y se arriesga. Sin esa mezcla quizá no lo hubiera logrado. Sacrificó todos los ahorros que tenía tras ser presentadora de noticias por más de una década. La inversión necesaria para una competición como esta puede estar entre US$200 mil y US$1.5 millones: inscribir un equipo completo cuesta alrededor de US$100 mil y los gastos de los vehículos, en general, bordean los US$150 mil.
Por eso los auspicios tan importantes como difíciles de conseguir. Fernanda lo sabe. Ella misma tuvo que tocar muchas puertas. Y solo algunas se abren “Fue complicado, porque cuando recién empiezas, las empresas quieren ver que funcionas”. Y el hecho de que ella sea un rostro conocido, es un plus, pero no fue determinante.
“Somos el equipo más mediático del Perú. Pero a veces la exposición no se traduce en plata. Lo que yo hago con las empresas que me auspician es tratar de armarles un plan de comunicaciones, y me gustan empresas comprometidas con una causa, como yo, y no que solamente quieran su nombre en el carro o en el uniforme”, explica.
Tal como lo describió la también periodista y piloto alemana Jutta Kleinschmidt, la primera y única mujer que logró ganar el Dakar en el 2001, para Fernanda la meta está en la partida, en la posibilidad de participar de la edición 40 de la carrera más extrema del mundo. Fernanda lo logró, en Lima, el 6 de enero pasado cuando se dio la largada y a partir de entonces solo hay espacio para la esperanza, para disfrutar de la aventura presente y de las que vienen:
“Regreso del Dakar y tengo que volver a trabajar. Volveré a la tele, no sé exactamente en qué. Pero después de esto, de haber experimentado esto, solo quiero hacer lo que me haga feliz”.
Alejandro Castro Backus
Periodista. Editor de LaMula